Aburrimiento: cuando la vida parece previsible
La sensación ocasional de que el tiempo transcurre lentamente y que la vida no es satisfactoria parece un sello distintivo de nuestra época. Todos hemos sentido aburrimiento en una conferencia interminable o frente a una persona repetitiva, pero cuando el descontento y falta de interés se tornan crónicos, pueden tornarse patológicos y destructivos.
En contra de la percepción habitual de que el aburrimiento obedece sólo a fuentes externas, es más importante destacar las razones internas del mismo, porque éstas pueden modificarse con facilidad y ayudarnos mejor a entenderlo y desafiarlo.
Es cierto que los seres humanos tenemos la necesidad de cambiar constantemente nuestros estímulos (rotando nuestra dieta por ejemplo), pero es igualmente cierto que vivir en un entorno interesante y variado es un asunto de percepción (visitar una librería podría ser fascinante para una persona, mientras que otra podría considerarlo aburrido).
En consecuencia, sería recomendable revisar nuestras percepciones, porque el mundo es un lugar complejo, capaz de suscitar una enorme curiosidad y mantenernos ocupados (¡el misterio nunca termina!). La idea de que no hay nada en él que pueda asombrarnos, interesarnos y entretenernos es equivocada y nos quita incentivos para realizar al máximo nuestras potencialidades.