Obsesiones y Compulsiones: ideas que no nos abandonan y rituales que debemos oficiar
Las obsesiones son ideas persistentes e insidiosas que pese a ser ilógicas aún para el que la piensa, no pueden abandonarse y causan angustia. Por ejemplo, creer sin que medie una razón suficiente que las llaves del gas podrían estar abiertas y que corremos peligro de morir durante el sueño.
Las compulsiones, por otro lado, son un ritual que se supone investido de alguna cualidad mágica, irracional, cuya función es reducir la ansiedad asociada con la obsesión. Por ejemplo, en el caso anterior, levantarse a mitad de la noche a revisar la estufa, lo que parecería “lógico”.
La obsesión es a veces inofensiva, como lo demuestra la práctica infantil de caminar tratando de no pisar las juntas de las losas de la banqueta, pero cuando se padece con una intensidad o frecuencia tales que causen sufrimiento o perturben el desempeño social, laboral o familiar, es tiempo de buscar ayuda profesional.
Uno de los aspectos más indeseables de las obsesiones es que el paciente se percibe como incapaz de controlar su conducta y a consecuencia de ello cree que su vida está fuera de control. Además, las personas afectadas por este problema suelen tornarse muy ineficientes, al destinar una gran parte de su tiempo a rituales diversos (toma mucho tiempo regresar cuatro veces a la puerta de la casa para cerciorarse de que quedó bien cerrada…)